Embarazo saludable en el ambiente laboral

23 mayo, 2023

Uno de los principales aspectos que debemos considerar cuando planificamos el embarazo es la exposición a los diversos agentes que podrían originar enfermedades y deficiencias, tanto en la madre, como en el bebé por nacer. Y entre esos elementos, las condiciones de trabajo en las que se desenvuelve la pareja son esenciales a la hora de prevenir riegos que impidan una concepción, gestación y parto saludables.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) define a los riesgos laborales como “el conjunto de factores físicos, psíquicos, químicos, ambientales, sociales y culturales que actúan sobre el individuo. La interrelación y los efectos que producen esos factores dan lugar a la enfermedad ocupacional” (OPS, 1985)

Identificar estos riesgos es, especialmente, importante durante la etapa preconcepcional, la gestación y la lactancia. El médico y monitor del programa PreNatal de la Fundación de Waal (FdW), Juan José Cabrera, explica que cualquier situación, fuente o acción que pueda provocar afectaciones a la función reproductiva, desde la calidad de los óvulos y espermatozoides, la capacidad de la pareja para lograr la concepción, la etapa del embarazo y el parto deben ser analizados en el entorno del trabajo.

La radiación, el calor, diversos productos y medicinas o drogas (legales e ilegales), empleos en los que hay mucha tensión o turnos, son algunos ejemplos de riesgos laborales que pueden dar lugar a una disminución de la capacidad reproductora de hombres y mujeres y ocasionar abortos espontáneos, partos prematuros, mutaciones genéticas y malformaciones congénitas. (Guía sobre Riesgos Laborales durante el Embarazo, 2007)

Los principales agentes que deben evaluarse son químicos, físicos, biológicos y psicosociales. Cuando hablamos de contaminantes químicos nos referimos a sustancias que, inclusive pueden estar presentes en la vida cotidiana, y que por su composición pueden ser disruptores endocrinos, que afecten a las funciones hormonales del cuerpo. Diversos productos de limpieza o utilizados en la peluquería, así como fertilizantes de uso agrícola, entre otros, forman parte de este tipo de elementos.

En tanto que, los agentes físicos son elementos, como la vibración, el ruido, la temperatura (exceso de calor o de frío) y las radiaciones ionizantes, que afectan las funciones del ADN de las células, incrementando las posibilidades de causar procesos teratogénicos, como los detallamos en un artículo previo de nuestro blog: Un ambiente tóxico puede causar malformaciones en el bebé por nacer.

Los agentes biológicos son microorganismos (virus, bacterias, parásitos, hongos, etc.) capaces de originar algún tipo de infección, alergia o toxicidad en el organismo. Los trabajadores de la salud suelen estar expuestos con mayor frecuencia a este tipo de elementos, que puede llevarlos a contraer enfermedades como la varicela, rubeóla, covid-19, etc. que ocasionan diversas consecuencias en la madre y en el bebé por nacer.

Todos estos aspectos son, especialmente, peligrosos durante las 12 primeras semanas del embarazo, cuando se produce la formación de los órganos, por lo tanto el bebé está en una condición más susceptible ante cualquier sustancia química u otra condición, que pueda provocar deficiencias o discapacidades.

No deben dejarse de lado las afectaciones que ocasionan los riesgos psicosociales en el lugar de trabajo y que generan estrés en la pareja y especialmente en la madre gestante. Situaciones como la sobrecarga laboral; ambientes donde se desarrollan conductas de violencia en el trabajo, turnicidad o empleo nocturno y factores que pueden contribuir a incrementar la fatiga, tales como permanecer en la misma postura o de pie por muchas horas, deben valorarse al planificar el embarazo, durante la gestación y la lactancia.

No olvidemos que el estrés puede causar un incremento de las hormonas cortisol y adrenalina, que están relacionadas con la aparición o empeoramiento de patologías como la diabetes, hipertensión y problemas cardiovasculares.

Para la doctora y monitora del programa PreNatal de la Fundación de Waal (FdW), Paola Betancourth, “aunque pueda resultar complicado reconocer los riesgos a los que la pareja pueda estar expuesta, existen factores como la duración y frecuencia de la exposición a los agentes contaminantes, la dosis y la sinergia entre diversos productos que pueden estar usándose de forma conjunta y que podrían ser un potencial riesgo para la salud, así como la propia vulnerabilidad que cada persona pueda tener a diversos factores de riesgo”.

¿Cómo eliminar o reducir los riesgos laborales para prevenir afectaciones a la pareja, en el embarazo y al futuro bebé?

Desde la FDW impulsamos una cultura de preparación integral del cuerpo y de la mente por parte de los futuros padres, antes de iniciar la gestación. Consideramos que la responsabilidad de traer un bebé al mundo es compartida por la pareja y por ello, es fundamental que ambos mantengan hábitos saludables, que resulten en una salud física y mental óptima, para incrementar las posibilidades de procrear un bebé saludable.

En el entorno laboral existen algunas acciones que pueden adoptarse para minimizar o eliminar las situaciones, fuentes o comportamientos que podrían afectar la concepción, la gestación y la lactancia.

  • Informarse apropiadamente sobre la composición y efectos de todas las sustancias con las que se mantiene contacto en el ambiente de trabajo. Leer siempre las etiquetas, consultar con los responsables del manejo de estos productos y con los profesionales de la salud, sobre las posibles implicaciones de su manipulación, si se está planificando un embarazo.
  • Evaluar la posibilidad de una adaptación o cambio del puesto de trabajo, si las funciones que se desempeñan implican exposición a los agentes químicos, físicos o biológicos que hemos descrito. Por ejemplo, las gestantes que laboran en servicios radiológicos, florícolas o el sector sanitario podrían reorientar sus obligaciones laborales, para evitar consecuencias en el embarazo y en el bebé por nacer.
  • Identificar situaciones de estrés, sobrecarga o acoso laboral. Conversar con los responsables de las empresas, para mejorar estas condiciones; adaptar los horarios de trabajo, así como medidas para lograr la comprensión y el apoyo para la mujer embarazada y en el período de lactancia.
  • Las legislaciones deben promover el cuidado preconcepcional, durante la gestación y en la lactancia. La OPS recomienda a los países de América Latina implementar leyes que garanticen que las trabajadoras puedan asistir a los controles del embarazo y después el apoyo para amamantar a sus bebés. Esto incluye licencias de maternidad y paternidad que sean oportunas y estén remuneradas y, al reincorporarse al trabajo, suficientes pausas para continuar con la lactancia. (OPS, 2019)

Sobre este último punto, Mirna Linares, coordinadora técnica pedagógica de la FdW en El Salvador, recalca que en los procesos de formación que se realizan desde el programa PreNatal, se considera el desarrollo de las propuestas de intervención para mejorar las legislaciones existentes dentro de cada nación, “debemos indagar la realidad que vive cada país y proponer mejoras en las leyes para promover el apoyo a la pareja, a las madres embarazadas y a la lactancia. Verificando que existan los controles y sanciones para que se cumplan los derechos de las mujeres y hombres en edad reproductiva y que están en estos períodos tan importantes”

Si quieres conocer más este tema, te invitamos a ver nuestro FB Live “Embarazo saludable en el trabajo”, donde nuestros expertos proponen varias pautas para evitar que los riesgos laborales afecten el desarrollo del bebé por nacer.

Fuentes:

 

 

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