Un ambiente tóxico puede causar malformaciones en el bebé por nacer

17 junio, 2022

La exposición a las sustancias contaminantes, aún antes de la concepción y en las etapas iniciales de del embarazo, pueden causar malformaciones en los niños/as y afectar su desarrollo en el futuro.

En las primeras semanas de embarazo se producen la mayoría de las anomalías en el bebé. Este es un periodo muy sensible ante factores llamados teratógenos, que afectan el desarrollo y causan deficiencias o enfermedades en el bebé por nacer. La Fundación de Medicina Fetal de Barcelona define a los agentes teratógenos como cualquier “factor que, en caso de exposición fetal, produce un cambio permanente en la forma o la función del organismo. El período embrionario (desde la semana 2 a la 8) es el más crítico en lo que a posibilidad de malformaciones se refiere, ya que es cuando se forman todos los órganos”.

Las sustancias y contaminantes industriales y agrícolas, así como los aditivos alimentarios, la violencia, los medicamentos, entre otros, son algunos de estos agentes, responsables de causar daños o malformaciones en el feto.

Las malformaciones o defectos de nacimiento son anomalías estructurales o funcionales, como los trastornos metabólicos, que ocurren durante el embarazo y se detectan durante el embarazo, en el parto o en un momento posterior de la vida. (Defectos Congénitos, Informe de la Organización Mundial de la Salud – OMS, 2010).

Esta organización estima que 303 mil recién nacidos fallecen cada año, durante las primeras cuatro semanas de vida en el mundo, debido a anomalías congénitas. Estos padecimientos pueden ocasionar discapacidades crónicas con gran impacto en los afectados, sus familias, los sistemas de salud y la sociedad.

El programa PreNatal contribuye a generar cambios responsables y saludables en el comportamiento de la pareja y la comunidad, para prevenir enfermedades y deficiencias que puedan ocasionar algún tipo de discapacidad en los bebés por nacer y durante la primera infancia.

Desde el programa proponemos acciones de formación y sensibilización para la prevención de las agresiones a los bebés durante la gestación,  iniciando por la planificación y cuidado del embarazo con hábitos que propicien un entorno saludable y libre de riesgos.

La mayoría de las agresiones que sufre el feto son externas, de carácter ambiental y actúan a lo largo de la vida intrauterina. Hablamos de agresiones que están relacionadas con nuestro estilo de vida. Esto incluye los alimentos que consumimos, el aire contaminado que respiramos, los químicos presentes en los artículos que se utilizan para las tareas domésticas o los cosméticos, entre otros, que pueden afectar nuestra salud.

Inclusive antes de la concepción, las células maternas y paternas pueden ser afectadas por teratógenos y luego de la concepción, durante los períodos embrionario y fetal, el bebé dentro del útero puede resultar afectado por la exposición a estos factores. Las sustancias tóxicas podrían acumularse en el organismo humano y causar alteraciones o cambios genéticos y cromosómicos en las células reproductoras femeninas y masculinas, las que son transmitidas al feto en la concepción y producir deficiencias y enfermedades.

A principios de los 2000 y por cinco años, la organización Greenpeace junto con World Wild Fund for Nature (WWF) estudiaron 69 muestras de sangre materna y del cordón umbilical, de mujeres del Reino Unido. Los hallazgos evidenciaron que diversas  sustancias químicas peligrosas son transmitidas por las madres a sus hijos, durante la gestación.  “Los compuestos químicos identificados en esas muestras son utilizados en una cantidad innumerable de productos que utilizamos a diario, incluyendo ordenadores, juguetes, colonias, camisetas y calzado. Hay más de 100.000 sustancias químicas diferentes que se comercializan actualmente.” (Un «regalo» para la vida: sustancias químicas peligrosas en la sangre del cordón umbilical, Greenpeace y WWF, 2005).

El genetista y monitor del programa PreNatal,  doctor Juan Galarza, explica que el componente ambiental que se identifica en las malformaciones puede ser causado por la exposición a sustancias químicas y ciertos tóxicos, como el tabaco, la medicación, el alcohol, entre otros. De igual manera a los químicos a los que puede estar expuesta una pareja por sus actividades laborales o su residencia, como la cercanía a florícolas o zonas mineras. (La consulta preconcepcional y prenatal previene discapacidades, Fundación de Waal, 2019).

Muchas mujeres, sin saber que están embarazadas, podrían  consumir bebidas alcohólicas, medicamentos, cigarrillos, alimentos poco nutritivos, o exponerse a agentes químicos.  Por ello es sumamente importante entender que todo lo que la mujer ingiere o inhala puede pasar al bebé, dentro del útero, desde las primeras semanas y podría afectar seriamente la salud del infante.

Reconoce los factores de riesgo

Desde nuestro programa PreNatal hemos identificado a varios de los agentes causantes de diversas alteraciones y malformaciones, que pueden afectar a los recién nacidos y posteriormente a los niños, durante su desarrollo. A continuación te explicamos sobre las agresiones ambientales químicas, socioculturales y biológicas.

Sustancias químicas, físicas y alimentarias a las que pueden estar  expuestas o que han ingerido las mujeres embarazadas, como medicamentos, sustancias tóxicas en el aire o que están presentes en ciertos cosméticos, alimentos y plaguicidas, entre otros. Se las relaciona con partos prematuros, retardo en el crecimiento intrauterino y bajo peso al nacer.

Así también, las radiaciones electromagnéticas provenientes de los Rayos X, microondas, mantas eléctricas, ultrasonido, radiofrecuencia, teléfonos celulares, entre otros, pueden causar alteraciones cromosómicas. Estas variaciones en los cromosomas de la pareja pueden ocasionar retraso mental, microcefalia, defectos del cierre del tubo, anomalías esqueléticas, entre otros.

Dentro de los tóxicos en los alimentos, los edulcorantes, preservantes y aditivos, así como potenciadores del sabor son algunos de los componentes que forman parte de productos de consumo masivo como condimentos, enlatados o endulzantes artificiales y que se han relacionado con  retraso en el crecimiento, daño al sistema inmunológico, bajo peso al nacer y cáncer.

Los gases provenientes de la contaminación generada por los combustibles, el plomo que se utiliza en la pintura o que está presente en algunos pescados que se consumen en la dieta diaria; los plaguicidas y pesticidas que se utilizan en algunos cultivos, pueden ser responsables de malformaciones, mutaciones y deficiencias en la salud del bebé.

La automedicación en el embarazo es una de los comportamientos más riesgosos que podemos adoptar. Ingerir medicinas que no han sido prescritas por un profesional de la medicina es una práctica peligrosa y cada vez más extendida, que no solo ponen en peligro la salud de las madres, si no que pueden provocar malformaciones a sus bebés. (Automedicación en el embarazo, Fundación de Waal, 2020).

Las agresiones ambientales socioculturales suman una serie de situaciones sociales e individuales, comportamientos, hábitos y carencias que pueden afectar el desarrollo del bebé en el útero y del niño durante su infancia.

El consumo de alcohol, café y tabaco, durante el embarazo, al igual que las drogas ilícitas se han establecido como responsables de defectos congénitos, deficiencias intelectuales, hiperactividad, anomalías neurológicas, por nombrar solamente algunas de la gran cantidad de enfermedades que puede sufrir un infante que haya estado expuesto a estos agentes durante su gestación.

En estos factores también se encuentran las situaciones de violencia, las agresiones psicológicas, y la inestabilidad emocional, que puedan afectar a la madre y su entorno como causas de deficiencias y discapacidades en los bebés.

El experto Galarza manifiesta que se ha registrado un componente de tipo emocional en las malformaciones, debido a que el cuerpo de todas las personas reacciona de acuerdo a una emoción fuerte. Ante una situación de estrés, ansiedad o dolor, la química cerebral y la química sanguínea experimentan cambios, como la elevación de la hormona cortisol, por ejemplo. “Algunos estudios asocian ciertas malformaciones como el labio leporino, con una mayor posibilidad de que la madre haya sufrido estrés durante el embarazo”.

En nuestro artículo Estabilidad emocional antes de la concepción (Fundación de Waal, 2022) se puede consultar más información sobre la relación que existe entre el estrés sufrido por las madres durante sus embarazos y los impactos que se pueden generar en la salud de sus bebés.

Por otro lado, la pobreza y la escasez de recursos económicos dificultan que las mujeres embarazadas puedan  acceder a una alimentación y cuidados prenatales adecuados. La gran mayoría de las deficiencias y discapacidades se producen en familias de ingresos medios y bajos.

Las agresiones ambientales biológicas son todas aquellas infecciones y enfermedades contagiosas que pueden afectar a la madre y al bebé por nacer. Entre ellas, la varicela y la rubéola en el embarazo pueden ocasionar abortos, discapacidades y malformaciones en el bebé en gestación.

El paludismo y el dengue son muy peligrosos para la mujer embarazada, pues pueden provocar hemorragia vaginal, aborto, parto prematuro, muerte del bebé dentro del útero. En tanto que el Zika, afecta seriamente el desarrollo cerebral del niño y ocasiona microcefalia (cabeza pequeña) en el bebé. Así también, las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) pueden afectar al feto y ocasionar retraso en el crecimiento, sordera, discapacidad intelectual, entre otras.

 

Evitar los agentes tóxicos desde antes del embarazo

La Fundación de Waal enfoca su trabajo en la construcción de una cultura de prevención prenatal de enfermedades y deficiencias en los niños por nacer, por ello creemos en la importancia de planear el embarazo y de prepararnos adecuadamente para cuidar el bienestar de los bebés.

Existen una serie de acciones y recomendaciones que podemos poner en práctica antes de la concepción, para cuidar la salud de la pareja, evitando la exposición y consumo de sustancias tóxicas que podrían afectar a su futuro hijo.

  • La mujer embarazada no debe utilizar plaguicidas y debe evitar consumir alimentos contaminados con estas sustancias.
  • Leer y revisar las etiquetas de los productos de limpieza del hogar, cosméticos, tintes de cabellos, etc. y evita productos con sustancias tóxicas. Compra productos biológicamente seguros.
  • Consumir alimentos frescos, evita alimentos procesados o industrializados, verifica las etiquetas y hierve el agua, antes de beberla. Evita los edulcorantes artificiales.
  • Evitar el humo de los autos, no guardes en tu hogar pinturas, diluyentes u otras sustancias tóxicas. Evitar los materiales o implementos que tengan plomo. El humo que producen las personas al fumar, perjudica la salud, especialmente de las mujeres embarazadas y sus bebés.
  • En la fase de planificación del embarazo identificar todos los elementos tóxicos que puedan estar presentes en el entorno de la pareja, en su sitio de trabajo, hábitos sociales y alimenticios, a fin de eliminar o reducir su consumo y su presencia en el hogar y el área laboral.
  • Evitar la automedicación desde el momento de la planificación del embarazo.
  • Toda situación de violencia física, sexual, psicológica, laboral y en la comunidad debe ser reconocida, evitada y denunciada por la futura madre, la pareja y su entorno. La propia familia, los servicios sociales, las instituciones de seguridad y protección deben mantenerse atentos para proteger a las embarazadas víctimas de cualquier tipo de violencia.
  • La pareja debe mantener actualizado su esquema de vacunas para evitar diversas enfermedades que pueden afectar al bebé por nacer.
  • El conocimiento de los derechos sexuales y reproductivos y el acceso a los  servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación familiar, disminuye el contagio de ITS.

 

FUENTES:

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