La anemia durante la gestación puede ocasionar una serie de complicaciones en la madre, durante el parto y en el desarrollo de los bebés. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que son anémicos un 42% de los niños menores de 5 años y un 40% de las embarazadas, a nivel global.
La anemia es un trastorno en el que el número de los glóbulos rojos del organismo disminuyen a una cantidad por debajo de lo normal, reduciendo la capacidad de la sangre para transportar oxígeno en el organismo.
Este padecimiento puede tener diversas causas, entre ellas se encuentran la deficiencia de hierro, déficit de vitaminas, enfermedades inflamatorias o causas congénitas y hereditarias entre otras. Todos estos orígenes están asociados a un mal estado de salud o de nutrición de la persona que la padece.
La anemia por deficiencia de hierro es el tipo más común y está ocasionado por una escasez de este mineral en el cuerpo. Lo mismo sucede cuando su causa se debe a la falta de vitaminas, específicamente de los tipos A, B-12 y C.
En ambos casos, una alimentación completa y variada es uno de los factores necesarios para mantener estos elementos en los niveles necesarios para que el organismo produzca una cantidad adecuada de glóbulos rojos sanos.
Sin embargo, existen otros aspectos que pueden ocasionar la disminución de hierro y vitaminas, como la pérdida de sangre ocasionada por un sangrado menstrual abundante, úlcera en el estómago o intestino. Otro factor es el uso continuo de analgésicos sin receta, que pueden inflamar el revestimiento estomacal generando una pérdida de sangre. (Anemia, Mayo Clinic, 2022).
Este trastorno ocasiona una serie de síntomas como cansancio, fatiga extrema, palidez, latidos irregulares del corazón, mareos, desmayos, dolor de cabeza y debilitamiento del sistema inmunológico, por lo que predispone a las infecciones. A esto debemos sumar la falta de rendimiento y energía para desenvolverse en las actividades cotidianas.
La anemia es un problema de salud pública en el mundo, que afecta particularmente a los niños pequeños y las embarazadas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que son anémicos un 42% de los niños menores de 5 años y un 40% de las embarazadas, a nivel global.
De acuerdo con el reporte Metas mundiales de Nutrición: Documento normativo sobre anemia (OMS, 2017), la anemia afecta mundialmente a unas 500 millones de mujeres en edad fértil. En 2011, 496 millones de las mujeres no embarazadas y 32,4 millones de las mujeres embarazadas entre 15 y 49 años de edad padecían este trastorno.
¿Por qué debemos combatir la anemia en el embarazo?
La carencia de hierro, que provoca la anemia, se presenta principalmente cuando las necesidades de este mineral aumentan durante periodos de crecimiento y desarrollo rápidos, como la primera infancia, la adolescencia y el embarazo.
Por lo tanto, es necesario entender que durante estas fases la nutrición adecuada y la atención médica oportuna son herramientas fundamentales para prevenir enfermedades y deficiencias que puedan ocasionar algún tipo de discapacidad en los niños por nacer y durante los primeros años de vida.
La anemia de la madre durante la gestación puede ocasionar una mayor morbimortalidad de la madre y el hijo, lo que incluye riesgo de abortos, muerte del recién nacido, hemorragia e infecciones durante el parto, prematuridad, bajo peso al nacer y retraso en el crecimiento.
El desarrollo cognitivo de los infantes también puede verse afectado si la madre sufre carencia de hierro durante el último trimestre del embarazo. “La deficiencia de hierro en niños menores de dos años puede tener efectos considerables e irreversibles en el desarrollo cerebral, lo que puede conllevar repercusiones negativas en el aprendizaje y en el rendimiento escolar en etapas posteriores de la vida”. (Guidelines on the use of ferritin concentrations to assess iron status in individuals and populations, OMS, 2020)
La planificación del embarazo, así como el conocimiento y cumplimiento de los derechos sexuales y reproductivos es de suma importancia. En el caso de las adolescentes embarazadas su riesgo de padecer anemia es mayor, ya que sus requerimientos de hierro se duplican, tanto para su propio crecimiento, como para el crecimiento del feto, y tienen menos probabilidades de acceder a cuidados prenatales.
Formas de evitar la anemia en el embarazo
- La pareja debe planificar el embarazo por lo menos con tres meses de anticipación a la concepción, a fin de mantener un nivel de salud óptimo. Esto incluye acudir a una consulta médica preconcepional, que permita conocer, entre otros aspectos, el estado nutricional de la futura madre.
- Acudir a todos los controles prenatales y tomar las vitaminas para el embarazo, que prescriban los profesionales de la salud. Así como los suplementos de ácido fólico o las tabletas de hierro que puedan recetarse por separado. Durante el embarazo se requieren 27 miligramos de hierro al día, por lo tanto es necesario ingerir los productos recomendados por el médico.
- Una alimentación adecuada puede prevenir la anemia durante el embarazo y la etapa de lactancia. Una nutrición eficiente debe cubrir las necesidades generadas por el embarazo, para aportar al crecimiento de los tejidos maternos y fetales. Se recomienda que la nutrición en el embarazo incluya verduras y hortalizas, frutas, cereales, tubérculos y leguminosas, carnes, aves, pescados y huevos.
- Los alimentos o bebidas con alto contenido de vitamina C mejoran la absorción del hierro que proviene de otros alimentos y de los suplementos preparados, por lo tanto se recomienda consumirlos conjuntamente.
- Evitar los taninos que se encuentran en bebidas como el té, café, vino tinto y cerveza, ya que estos impiden la absorción del hierro.
¿De qué forma aborda el Programa PreNatal la prevención de la anemia?
La anemia en el embarazo es peligrosa por los riesgos que implica para el bebé, por ello se tiene que evitar desde antes de la gestación. PreNatal se enfoca en la prevención desde la salud preconcepcional, preparándonos como pareja desde antes de la fecundación y asistiendo a los controles cuando ya exista el embarazo. En PreNatal recomendamos una buena alimentación, antes, durante y después de la gestación. Esto incluye alimentos ricos en hierro y ácido fólico, porque la anemia característica de esta etapa se debe, principalmente a una deficiencia de hierro y de folatos. Por ello la tratamos como un eje importante en la formación que impartimos, abordándola desde las etapas preconcepcional, prenatal e incluso postnatal, ya que es de vital importancia una salud nutricional adecuada durante la lactancia materna. La prevención de la anemia también se aborda en la formación del personal de salud, como promotores, auxiliares rurales, enfermeras y médicos, con quienes se enfatiza en la importancia del diagnóstico antes de la gestación y durante ésta. Estos profesionales están concienzados para identificar la anemia y tratarla, a través de la fortificación con hierro y ácido fólico.
¿Qué papel juega la consulta preconcepcional en la prevención de la anemia?
Es fundamental, ya que en este control se identifican los factores de riesgo para un embarazo, antes de que éste se dé, como son los déficits nutricionales. Al comprobar que la mujer está anémica, se puede tratar este trastorno, para que en la fecundación y el embarazo, los niveles de hemoglobina estén normales. El momento ideal para tratar cualquier problema o diagnosticar factores de riesgo, es la consulta preconcepcional.
¿Las adolescentes embarazadas tienen mayor riesgo de padecer anemia?
Sí, tienen un factor de riesgo más elevado que pacientes de mayor edad. Hay que tener en cuenta que durante el embarazo existe un aumento de la cantidad de sangre en el organismo de la madre, por lo tanto existe una mayor necesidad de micronutrientes para la producción de hemoglobina. Si la adolescente llega al embarazo con déficits de hierro y ácido fólico, por factores nutricionales inadecuados y por las demandas del organismo en la etapa del crecimiento propio de su edad, estará en desventaja al mantener los niveles de hemoglobina en sangre, lo que la predispone a partos prematuros, a bebés con bajo peso al nacer, entre otras complicaciones.
¿Cómo podemos evitar la anemia antes, durante y después del embarazo?
En el aspecto nutricional se deben incluir en la dieta alimentos ricos en hierro, como verduras de hojas verdes; suplementos nutricionales que contengan hierro y ácido fólico. También se puede recurrir a la fortificación de algunos alimentos, como una estrategia de país, que por medio de la política pública fortifica productos como el arroz, la mantequilla, azúcar, con hierro o ácido fólico. Desde el ámbito médico es prioritaria la inscripción temprana a los controles prenatales. Apenas exista la sospecha de un embarazo se debe acudir al control por parte del personal de salud, a fin de identificar riesgos y que sea posible corregir la anemia, en el caso de diagnosticarla.
FUENTES
- Metas mundiales de Nutrición: Documento normativo sobre anemia, OMS, 2017.
- Guidelines on the use of ferritin concentrations to assess iron status in individuals and populations, OMS, 2020.
- Plan de Aplicación Integral sobre Nutrición Materna, del Lactante y del Niño Pequeño, OMS, 2014.
- Anemia, Mayo Clinic, 2022
- Salud de la Mujer, OMS, 2018
- Una buena nutrición previene enfermedades en el nacimiento, Fundación de Waal, 2019.
- Prepararse para el embarazo es cuidar la salud, Fundación de Waal, 2019.
- La consulta preconcepcional y prenatal previene discapacidades, Fundación de Waal, 2019.
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