Una cruzada contra la desnutrición

7 octubre, 2021

El mejoramiento de la nutrición debe empezar desde la planificación del embarazo, durante la gestación y los primeros años de vida, para potenciar el desarrollo y las oportunidades de los niños y niñas de prosperar. 

De acuerdo con la información de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) de 2018, el 23% de niños menores de cinco años padecen de desnutrición crónica infantil (DCI), cifra que aumenta al 27,2% entre los infantes de hasta dos años de edad. Así también, se registra un 11% de bebés con bajo peso al nacer (Unicef, 2021). 

Por otro lado, el sobrepeso y obesidad de niños y niñas de 5 a 11 años está en 35,4% con una mayor prevalencia en la zona urbana, según la  ENSANUT de 2018. En Ecuador vemos al mismo tiempo dos caras de la malnutrición que son la desnutrición y el sobrepeso. Esto a pesar de los más de diez programas relacionados con salud y nutrición que se han implementado sin ofrecer mejoras. 

Entre los determinantes inmediatos para la desnutrición se encuentran la falta de acceso a alimentos, las prácticas alimenticias inadecuadas, la carencia de agua y saneamiento y la falta de acceso a servicios de salud de calidad. A este nivel existen oportunidades de trabajar con las comunidades a nivel individual y colectivo para transformar y empoderar sobre buenos hábitos alimenticios. 

Luego, si buscamos los determinantes estructurales de la desnutrición crónica infantil, veremos que la pobreza y desigualdad, el cambio climático, los contextos socioculturales y políticos son en origen las áreas a intervenir desde la política pública y el rol del estado y de la sociedad. Todo esto configura un estado situacional de la DCI que permite un abordaje integral de la problemática. 

La desnutrición crónica infantil y el sobrepeso 

El Glosario de Términos de sobre Desnutrición de la UNICEF define a la Desnutrición Crónica Infantil (DCI) como un estado patológico resultante de una dieta deficiente en uno o varios nutrientes esenciales o de una mala asimilación de los alimentos. Ocasiona retardo de altura para la edad y suele estar asociada a situaciones de pobreza, originando consecuencias durante el aprendizaje y el posterior desempeño productivo y causando una mayor prevalencia de enfermedades como por ejemplo la diabetes y enfermedades cardio vasculares. 

Es importante entender que la DCI es una consecuencia de la malnutrición. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), este término hace referencia a la carencia, excesos y desequilibrios en la ingesta calórica y de nutrientes de una persona. Tanto la desnutrición crónica, como el sobrepeso y la obesidad son padecimientos que provienen de una nutrición deficiente. 

Las consecuencias de la malnutrición inician en la infancia, sin embargo es importante tomar en cuenta que hombres y mujeres adultos y adolescentes, también están expuestos a una alimentación deficiente y a sus consecuencias. 

Dentro de estos grupos, las embarazadas requieren una especial atención, ya que del estado nutricional de la madre depende la salud integral del bebé por nacer. Se deben recalcar que el embarazo, y, especialmente los primeros tres meses de gestación son claves para combatir tanto la desnutrición como el sobrepeso.

 

 

La malnutrición debe combatirse desde la planificación del embarazo 

El Plan Estratégico Intersectorial para la Prevención y Reducción de la Desnutrición Crónica Infantil elaborado en este año 2021, señala que 17 de cada 100 madres de niñas y niños menores de 2 años no acudieron a los 5 controles mínimos recomendados durante el embarazo. 

Así también 20 de cada 100 madres con hijos menores de 2 años diagnosticados con DCI, no acudieron a los 5 controles mínimos recomendados durante el embarazo. Por otro lado, en muchos servicios de salud no se toman en cuenta al estado nutricional de la madre durante el embarazo. Finalmente, del total de niños/as nacidos en 2018, el 8,9%  registró bajo peso al nacer, es decir menos de 2.500 gramos de acuerdo al último reporte de Ensanut. Sin embargo, las estadísticas del Informe de nutrición infantil 2021 de Unicef, apuntan a un 11,1% de niños en el Ecuador con bajo peso al nacer. 

Se pone de manifiesto, entonces, la importancia del mejoramiento de la nutrición, durante la gestación y los primeros años de vida. Es importante recalcar que una buena nutrición en  el embarazo depende del estado nutricional de la madre y también del padre, por lo que es importante mantener hábitos saludables  permanentemente, con énfasis  en la etapa de  planificación del embarazo para poder detectar tempranamente ciertas deficiencias que  pueden ser corregidas.  

La OMS en su Plan de Aplicación Integral sobre Nutrición Materna, del Lactante y del Niño Pequeño  (2014) recalca que la dotación suficiente de nutrientes, desde las primeras etapas de la vida, “es decisiva para un buen desarrollo físico y mental y para gozar de buena salud durante mucho tiempo”. 

Este documento explica que los bajos índices de masa corporal y la baja estatura en las mujeres, con elevada prevalencia en los países de ingresos bajos, puede provocar un mal desarrollo fetal, aumenta el riesgo de complicaciones durante el embarazo. Algunas de ellas son nacimiento pretérmino, bajo peso al nacer que es menor de 2,5 kg; peso insuficiente: 2,5 a 3 kg; restricción del crecimiento intrauterino.   

 En los casos de mujeres que comienzan el embarazo con un índice de masa corporal superior a 30 kg/m2 (Índice de masa corporal, se divide peso en kilogramos por el cuadrado de altura en metros kg/m2), se incrementa el riesgo de complicaciones como la hipertensión y la diabetes, durante el embarazo y parto. Para el recién nacido/a se contemplan riesgos de trastornos metabólicos como hipoglucemia, hipocalcemia; dificultad respiratoria; Apgar bajas y  muerte del/de la bebé luego de nacer. En la vida adulta, hay una mayor tendencia a enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad. 

A nivel mundial, la anemia por deficiencia de hierro afecta al 33% de las mujeres en edad fértil y al 40% de las embarazadas según datos de la OMS al 2020.  De acuerdo con estas estimaciones, cada año nacen 13 millones de niños afectados por el retraso del crecimiento intrauterino y unos 20 millones con insuficiencia ponderal, es decir con un peso menor al que correspondería por su edad. (Plan de Aplicación Integral sobre Nutrición Materna, del Lactante y del Niño Pequeño de OPS/OMS, 2014). 

En el Ecuador, la anemia afecta al 23,9% de mujeres en edad reproductiva y al 32,8% de mujeres embarazadas, de acuerdo con el Informe de Nutrición Mundial 2020, en su apartado para la subregión andina.  

La prevención de la desnutrición infantil  

La prevención de este padecimiento debe iniciar desde la planeación de la gestación, por lo que el estado nutricional óptimo de la pareja y especialmente de la madre, es clave para cuidar su salud y la del bebé. Los controles médicos antes y el seguimiento durante el embarazo ocupan un lugar fundamental en la lucha contra las consecuencias de la malnutrición. 

Puesto que el Ecuador es el segundo país de la región andina con la tasa más alta de embarazo adolescente, según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), registra que 148 adolescentes de entre 15 a 19 años dieron a luz diariamente en 2017. (Consecuencias socioeconómicas del embarazo en la adolescencia en Ecuador, Unicef-UNFPA, 2020), la atención debe enfocarse en el estado de salud de las madres adolescentes.

Estos embarazos son considerados de riesgo y en muchas ocasiones no contemplan una adecuada planificación y nutrición del padre y la madre. Además los adolescentes se encuentran en una etapa de crecimiento, por lo que las deficiencias nutricionales de la madre impactarán directamente en el feto. Esto sobre todo puede ser un problema en madres adolescentes  que viven en situación de pobreza, con problemas de acceso a los alimentos, o cuando por presiones  sociales  se esconde el embarazo y no se busca la atención médica oportuna.

Esta es una situación que refleja los ciclos viciosos de pobreza y desnutrición. Desde la Fundación de Waal (FdW), intervenimos en procesos educativos, de sensibilización y empoderamiento en grupos de profesionales, líderes comunitarios, adolescentes y hombres y mujeres en edad reproductiva a fin de propiciar una reflexión sobre la trascendencia de planificar la gestación y promover hábitos saludables.  

Fomentamos el cuidado durante el embarazo y el inicio de la lactancia inmediata y exclusiva durante los primeros seis meses de vida, para continuar con el aporte de nutrientes al bebé, evitando la malnutrición en la niñez. Por ello insistimos en que la nutrición adecuada en el embarazo y la lactancia son fundamentales para permitir, además, que se exprese el potencial del infante, previniendo enfermedades y deficiencias y fortaleciendo su desarrollo adecuado.  

El seguimiento de la nutrición en la infancia es también clave, con la estrategia de atención prioritaria en los 1000 primeros días de vida, ya que esto permitirá realizar intervenciones tempranas y correcciones oportunas en el caso de diagnosticar malnutrición infantil. 

Aliados en la lucha contra la desnutrición

En días pasados, la Fundación de Waal (FdW) junto con Asociación Vivir, CARE, ChildFund, ESQUEL, Plan International, Redni Ecuador y World Vision presentaron “Alianza por la Nutrición Infantil en Ecuador” (APNIE). Esta iniciativa surge desde la sociedad civil para contribuir a la erradicación de la Desnutrición Crónica Infantil (DCI) en el Ecuador y de esta manera asegurar un desarrollo integral y saludable desde el inicio de la vida, en cumplimiento a las metas nacionales y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Durante la presentación de esta propuesta se enfatizó en que la lucha contra la desnutrición necesita un abordaje de las causas profundas a nivel macro-económico, político y cultural, con especial atención a las áreas geográficas y grupos poblacionales más afectados. El genetista y mediador de la FdW, Juan Eli Galarza, indicó que “una nutrición adecuada en el embarazo y la lactancia de la madre y del niño/a es clave para permitir que se exprese el potencial genético del individuo fortaleciendo cada uno de sus órganos y permitiendo un desarrollo y crecimiento adecuados”.

Desde la Alianza por la Nutrición Infantil en Ecuador se hace un llamado a todas las organizaciones públicas y privadas, a organismos de cooperación internacional y a las autoridades locales y nacionales a aunar esfuerzos para combatir la DCI y trabajar desde las distintas áreas de experiencia por las niñas y niños más vulnerables del país

FUENTES

Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), MSP, 2018
Informe de nutrición infantil 2021, Unicef
Glosario de Términos de sobre Desnutrición de la Unicef.
Plan de Aplicación Integral sobre Nutrición Materna, del Lactante y del Niño Pequeño, OMS , 2014.
Plan Estratégico Intersectorial para la Prevención y Reducción de la Desnutrición Crónica Infantil, Secretaría Técnica Ecuador crece sin Desnutrición, 2021.
Global Nutrition Report, 2020,
Consecuencias socioeconómicas del embarazo en la adolescencia en Ecuador, Unicef-UNFPA, 2020

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