La automedicación en el embarazo es una de los comportamientos más riesgosos que podemos adoptar. Ingerir medicinas que no han sido prescritas por un profesional de la medicina es una práctica peligrosa y cada vez más extendida. Este riesgo es aún mayor para las mujeres embarazadas, ya que no solo ponen en peligro su salud, si no que pueden provocar malformaciones a sus bebés.
La campaña de la Organización Mundial de la Salud (OMS) “Antibióticos: manéjalos con cuidado”, presentada en 2015, señala que el uso excesivo e indebido de los antibióticos aumenta el desarrollo de bacterias resistentes. En una encuesta realizada por este organismo a 10 mil personas, de 12 países, se evidenció que algunas prácticas de los usuarios, así como las ideas equivocadas sobre el efecto de estos medicamentos contribuyen a este fenómeno. Por ejemplo, el 64% de los entrevistados piensan que los antibióticos pueden usarse para tratar los resfriados y la gripe, pese a que este tipo de medicina no tiene ningún efecto en los virus gripales. Así también, un 32% de las personas entrevistadas creen que deben dejar de tomar los antibióticos cuando se sienten mejor, en lugar de terminar el tratamiento recetado.
En general, el autoconsumo de medicamentos sin prescripción y supervisión profesional puede causar efectos adversos, que pueden provocar serias complicaciones de salud. A continuación, detallamos una serie de alteraciones que podrían presentarse en estos casos:
- Efectos tóxicos indeseables por desconocer la prescripción y vigilancia en cuanto a dosis, horario, duración y restricciones del medicamento. Náuseas, vómitos, gastritis, visión borrosa, insomnio, y daño hepático, son algunas de las reacciones que pueden presentarse.
- Si se llegan a tomar dos o más medicamentos sin prescripción y al mismo tiempo, se pueden producir interacciones entre las sustancias de las medicinas, que podrían disminuir su potencia. O también, aumentarla y generar efectos secundarios como hemorragias, somnolencia, dolor de cabeza.
- Al ingerir medicamentos sin haber acudido donde un profesional que los recete, se pueden modificar los síntomas de una enfermedad y retrasarse el diagnóstico. Esto puede ocasionar que el paciente puede agravarse.
- Las reacciones alérgicas son otras de las complicaciones que pueden aparecer. Estos cuadros inician en forma moderada, pero pueden registrarse casos graves y hasta fatales, como son las reacciones a las penicilinas, o bien provocar un efecto “de rebote”, sobre todo en el uso de corticosteroides.
Los riesgos de automedicarse durante la gestación
Como acabamos de exponer, la automedicación es un compartimiento riesgoso. Sin embargo existen etapas en las que es especialmente peligroso. El embarazo es una de ellas, debido a que puede producir alteraciones cromosómicas, anormalidades microscópicas de mucha mayor frecuencia y muerte del embrión. También puede producir diversas malformaciones congénitas visibles al momento de nacer o presentarse más tarde en recién nacidos, aparentemente sanos. Desde la Fundación de Waal, de acuerdo con nuestra misión Construir una Cultura de Prevención, hemos insistido en la relación entre la automedicación durante la gestación y las malformaciones intrauterinas.
La automedicación es especialmente peligrosa durante el embarazo, ya que es una de las causas de malformaciones congénitas que podrían prevenirse. Se estima que un 2-3% de los neonatos presenta anomalías congénitas y entre el 2 y el 5% de éstas se atribuye al consumo de fármacos no prescritos y que al atravesar la placenta de la madre, son capaces de ocasionar estos daños a los bebés.
De acuerdo con el informe “Empleo de fármacos en embarazo y lactancia”, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el peligro de malformaciones relacionadas con la toma de medicamentos se mantiene a lo largo de todo el embarazo. “Las etapas de mayor riesgo son las que coinciden con el período de implantación (semana inicial de la gestación) y con el período de organogénesis (aproximadamente las primeras ocho semanas). Pasado el primer trimestre de gestación, las posibilidades de malformación disminuyen de forma significativa, pero esto no lo convierte en período seguro, ya que en estas etapas de la gestación se produce el crecimiento fetal y el desarrollo funcional de sus órganos, y la interacción de un medicamento puede provocar la aparición de alteraciones tanto en el crecimiento fetal como en el desarrollo funcional”.
La emergencia sanitaria mundial ocasionada por el COVID-19 ha evidenciado una serie de situaciones colaterales, como la saturación de los servicios médicos, la falta de un protocolo de tratamiento específico, además del miedo generalizado y la poca efectividad de algunas medidas para frenar los contagios. Esto ha generado que una parte importante de la población no cuente con elementos claros sobre cómo enfrentar la pandemia. Algunas personas recurren a una diversidad de medicamentos, tratamientos o remedios no prescritos, que podrían generar mayores complicaciones de salud, enmascaramiento de síntomas y retraso en el diagnóstico.
Si extendemos esta situación a las mujeres embarazadas, podemos ver que el riesgo de automedicación, en este contexto de pandemia es alto. La OMS ha explicado en diversas ocasiones, que hasta la fecha no existe ningún medicamento autorizado para curar el COVID-19. Por lo tanto, la recomendación del organismo es llamar a las líneas de asistencia sanitaria, habilitadas para brindar atención o comunicarse con el ginecólogo u obstetra que esté acompañando a la gestante en sus controles del embarazo, ante la presencia de síntomas o sospecha de contagio.
La OMS ha publicado con frecuencia una serie de Consejos para la población acerca de los rumores sobre el nuevo coronavirus (2019-nCoV). En estas recomendaciones se puntualiza que substancias como la hidroxicloroquina, el metanol, el etanol y la lejía NO deben ingerirse bajo ninguna circunstancia, ya que no previenen, ni curan el COVID-19. Además, son altamente tóxicas para todas las personas y más aún para mujeres embarazadas. Enfatizamos en desaconsejarlas durante el embarazo, debido a los daños irreversibles que podrían provocar a la madre y el bebé.
De igual manera se recuerda que los antibióticos son eficaces contra las bacterias, pero no contra los virus. Puesto que el nuevo coronavirus es un virus, no deben utilizarse antibióticos ni para prevenir, ni para tratar la infección.
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