La paternidad positiva o activa es un ejercicio corresponsable de la relación entre un hombre con sus hijas e hijos. Se trata de un enfoque en el que el padre asume voluntariamente los roles de cuidado y crianza, con una implicación integral, lo que contribuye a un mejor desarrollo de los niños y a la igualdad de género en la familia y la sociedad.
De acuerdo con la Guía de Paternidad Activa para Padres de UNICEF (Chile, 2014), este tipo de paternidad va más allá de mantener económicamente a los hijos. Se debe ser parte del cuidado diario en las diversas tareas que son parte del crecimiento de un ser humano, desde antes de la concepción, el embarazo, el parto, la niñez y todas las etapas del desarrollo.
Desde la preparación de su organismo antes de la concepción del bebé, el acompañamiento consciente a la madre durante la gestación y el parto, su presencia y apoyo en el postparto y su unión permanente con sus hijos, a través de las tareas cotidianas del cuidado, alimentación, baño, juego, enseñanzas y la comunicación y muestras de cariño constantes, un hombre puede ser un padre activo y presente.
Al asumir la paternidad de manera positiva, se crea un vínculo fuerte y necesario para todos los integrantes de la familia. Este lazo se promueve por medio de una relación afectiva y cercana, en la que el padre debe priorizar el cariño, el diálogo, el respeto y la atención a sus hijos, así como una relación sana con la madre de éstos.
El impacto de una paternidad activa trasciende los beneficios para los infantes, los propios padres y la familia. La corresponsabilidad en la crianza de los hijos, representa un avance hacia “la igualdad de género y el derecho a una vida libre de violencia basada en género, es fundamental hablar del involucramiento de los hombres y trabajar el enfoque de masculinidades”. (Paternidad activa: La participación de los hombres en la crianza y los cuidados, Fondo de Población de las Naciones Unidas –UNFPA, 2021).
Según los datos de ONU Mujeres, aunque se registra un avance en materia de los derechos de las mujeres en América Latina, así como un mayor número de hombres que participan activamente del cuidado de sus hijos, aún la mayor parte de la crianza continúa siendo asumida por las madres.
El mantenimiento de este rol, está relacionado con la forma de concebir la masculinidad, más dirigida hacia la tarea de la provisión de los recursos materiales familiares. “La noción del cuidado en la familia tradicional, supone que al trabajar y proveer económicamente, el padre está cuidando. Es por ello que estas labores han sido consideradas ejes de la identidad masculina”, señala el informe de UNFPA.
Sin embargo, el cambio en las dinámicas socioeconómicas de las familias y las parejas, el aumento de la información sobre los beneficios de una crianza compartida, la sensibilización hacia los temas de equidad y género, han logrado que de manera paulatina los hombres vayan tomando un espacio mucho más activo en el cuidado y la educación de sus hijos, desarrollando así, diversas formas de masculinidades, que se alejan de los estereotipos y que dan cabida a una mayor integración familiar y social, entre algunos de los beneficios.
Paternidad positiva: ventajas para la familia y la sociedad
La paternidad activa tiene múltiples beneficios para los niños y las niñas, incluyendo un mejor desarrollo cognitivo, salud física y desarrollo nutricional óptimo, así como salud mental, empatía y habilidades sociales, además de menores tasas de delincuencia y suicidio en la adolescencia.
Estos efectos positivos se observan en diferentes modelos de familia y de los padres que viven o no con sus hijos. Además, la participación activa del padre en la crianza reduce el estrés de la madre, mejora su bienestar y facilita su desarrollo personal, ya que al compartir el trabajo del hogar, permite que la mujer incremente sus posibilidades de laborar de forma remunerada, estudiar y alcanzar su realización.
Un aspecto muy importante es que la paternidad positiva beneficia la salud física y mental de los hombres, ya que promueven un mayor bienestar y longevidad, puesto que los padres corresponsables tienden a cuidar más sus hábitos, a no desarrollar adicciones y a mantener un estado emocional más equilibrado.
Existe evidencia de que la salud mental del padre antes de la concepción puede afectar el desarrollo cerebral de su bebé. Esto se denomina “herencia transgeneracional de experiencias paternas” y puede suceder porque ciertas emociones del padre, como la ansiedad, podrían cambiar la expresión de los genes en sus células germinales.
La afectación de manera indirecta podría llegar a darse, si su apoyo a la madre es mínimo o nulo (Fundación de Waal, 2024), ya que esto eleva el riesgo de depresión materna durante y/o después del embarazo.
Vemos entonces que, la participación corresponsable de los hombres en la paternidad tiene un impacto muy positivo en la primera infancia y las demás etapas de la vida de sus hijos, contribuyendo a un desarrollo infantil más saludable y equilibrado, así como a una visión más respetuosa y equitativa de los lazos y las relaciones familiares.
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FUENTES:
- Guía de Paternidad Activa para Padres de UNICEF, 2014.
- Paternidad activa: La participación de los hombres en la crianza y los cuidados, Fondo de Población de las Naciones Unidas, 2021.
- Que los hombres ejerzan su paternidad de manera corresponsable tiene un impacto positivo determinante en la primera infancia, Consejo Coordinador Empresarial, 2023.
- Depresión en la pareja ¿De qué forma afecta al bebé?, Fundación de Waal, 2024.
- El progreso de las mujeres en el mundo 2019–2020: Familias en un mundo cambiante, ONU Mujeres, 2019.
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